Las crisis ambientales son evidencia de las múltiples crisis del Antropoceno. Una noción que nos habla de las múltiples interconexiones que causan no sólo el calentamiento global, la extinción de especies y la acidificación de los océanos, sino también la profundización de las desigualdades sociales. En este contexto es urgente encontrar alternativas para hacer frente a las múltiples crisis de maneras que permitan sostener los medios de vida locales, la biodiversidad y las relaciones de intercambio justas, en un mundo que necesita múltiples cuidados para ser reparado.
Mi proyecto de investigación actual se centra en las respuestas de diferentes comunidades y organizaciones locales del sur global a las condiciones desafiantes que crean las crisis, entendiendo sus modos de vida y luchas colectivas desde una perspectiva afectiva. Así mismo visibiliza cómo estas formas de gestión de la vida colectiva son esfuerzos territoriales que crean otros mundos y acuerdos sobre nuestra vida colectiva.
Esta investigación tiene como objetivo explorar perspectivas que gestionan la relación con la naturaleza a partir de vínculos afectivos generados y nutridos localmente y así contribuir a un enfoque territorial, en las Humanidades Ambientales, que entiende la naturaleza como un espacio vital y sintiente en el que como humanos participamos en desafíos comunes con otros más que humanos. Al tomar en serio el lugar de los afectos en la producción agrícola, la conservación de los bosques y el bienestar local, podríamos generar ideas sobre una perspectiva de 'Cuidado Territorial' que reconozca el bienestar humano y no humano como objetivos y mecanismos para hacer frente a las múltiples crisis enfocándome en las experiencias de caficultores en México y Colombia.